Príncipe legendario Yamato Takeru no Mikoto
Hijo del emperador XII de Japón, el emperador
legendario Keikō, recibe el nombre de príncipe Ōsu no Miko.
La leyenda cuenta que en el año 40 del reinado de su padre (año 110 d.
C.), el príncipe Yamato Takeru, en ocasión de una expedición al territorio
oriental, instaló un altar sintoísta con su espejo de las deidades Shinkyo,
para pedir por la paz.
El origen del nombre
de la región donde se encuentra el santuario, surge de que este era el
lugar donde sus tropas, en el trayecto hacia las tierras de Musashi, establecían
su campamento y donde el príncipe se reunía con estas. Este en japonés
se denominaba Machido, expresión que a su vez significa Matsutokoro (lit.
punto de encuentro), la cual derivó hasta la denominación actual de Matsudo.
Las virtudes que ofrece como deidad son la seguridad
doméstica, la seguridad vial, así como protege frente a los malos espíritus y
asegura que se logre una victoria.
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El edificio principal de este santuario
sintoísta fue construido en 1626. Anteriormente, recibía la denominación de
Santuario de Mitake.
Según cuenta la tradición oral local, el
consejero de Mito, Mitsukuni Tokugawa, durante sus prácticas de cetrería,
intentó soltar a su halcón para que capturara a un cisne que posaba en un nogal
japonés situado en el recinto del santuario. Sin embargo, el halcón se resistió
a salir en su vuelo. Mitsukuni muy enojado por esto, intentó disparar al cisne con
una flecha, pero la flecha no se movía, y además se partió en dos por su
centro. Mitsukuni estupefacto, dejó la flecha rota como ofrenda al santuario, y
tras mostrar sus respetos delante de la deidad, se volvió de regreso.
Es por esto por lo que este santuario ha sido
objeto de devoción por la familia Tokugawa de Mito, y aunque sus miembros
habían dejado un gran número de ofrendas (tesoros del santuario), estas quedaron
completamente destruidas por un incendio en el año 1739.
En el año 1882, el santuario cambió su nombre
al de Santuario de Matsudo, y recibió la certificación como santuario sintoísta
por parte de su alteza imperial Takahito, príncipe de Arisugawa. En el año
2006, su alteza imperial Takahito, príncipe de Mikasa, visitó el santuario.
También a día de hoy, pese al paso del
tiempo, como guardián de la localidad, el santuario sigue protegiendo la vida
de las gentes de Matsudo.
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